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La ruta que planteamos es de fácil ejecución, ideal para una tranquila mañana de paseo por la cumbre. En apenas dos horas, podremos contemplar dos cráteres, el de la Calderilla chica y la de los Marteles, y panorámicas de todo el Risco de Tirajana, además de poder disfrutar de un tranquilo paseo entre un pinar. Esta ruta es más que recomendable hacerla en los meses fríos, para contemplar los almendros en flor, o, si nieve, ver el contraste entre la lava de la calderilla y la nieve. Las vistas, en todo caso, justifican un paseo hasta la cima de la isla. Contemplar los riscos que la presiden es un lujo para la vista.
Para acceder a este enclave debemos llegar hasta el cruce del Pico de Las Nieves, entre las instalaciones militares y el 'bosque' de antenas. Giramos a la izquierda, tomando la carretera que discurre por el complejo de antenas, por la CI 15-10 y seguimos durante un buen tramo, hasta que se acaban las antenas y llegamos a una curva con una pequeña explanada, donde caben unos cinco coches. Es fácilmente identificable, ya que existe una pista de tierra y un cartel de 'Carretera cortada'.
Iniciamos nuestra ruta en este punto con la impresionante vista de los Riscos de Tirajana. Hay que tener cuidado, ya que durante todo el trayecto estaremos a una altura de más de mil metros, ya que este risco es el punto más alto de la isla. Las corrientes de aire son muy fuertes en invierno, por lo que no conviene acercarse hasta el borde. Y hay que recordar que conviene abrigarse en esta parte, porque incluso en verano el aire sopla bastante fresco. Seguimos por esta pista de tierra contemplando la impresionante panorámica en una pista de tierra serpenteante.
En una curva, veremos unos mojones de piedra que se adentran en un bosque de pinos. Es el camino de vuelta. Seguiremos la pista de tierra, echando la vista atrás veremos las últimas antenas y el contraste entre el pinar y la zona volcánica que se presenta a la derecha, a donde nos dirigiremos en nuestra ruta circular. Siguiendo por la pista siempre de frente, podremos ver la cima del Risco Blanco desde una pequeña vereda que se abre a nuestra derecha. Vale la pena recorrer unos metros por ella para contemplar la vista y volver de nuevo a nuestro camino.
Ante el primer cruce, tomamos la pista que baja, la más evidente, que se abre a nuestra izquierda u que atraviesa un pinar. Es un paseo tranquilo que transcurre por esta parte. Llegamos a otro cruce que está marcado con un poste del Cabildo, pero sin señalización. Tomamos a la izquierda para llegar a la Calderilla. Seguimos por esta pista con algunas casas durante el trayecto, atravesando unas pequeñas cuevas blancas a nuestra izquierda, con canalizaciones para el agua. Seguimos y atravesaremos tres preciosos almendros.
Seguimos por la pista hasta el siguiente poste del Cabildo, que marca 'Calderilla'. Aquí veremos una senda que asciende por el pequeño montecito a nuestra izquierda. Es visible, ya que suele ser transitado. Es la senda que hemos de tomar para llegar a la Calderilla. Sin embargo, y esto es opcional, vamos a desviarnos un momento del recorrido circular y seguimos el camino que pone 'Calderilla' para llegar a la Caldera de los Marteles y contemplar este enorme y extinto cráter. El camino de tierra muere en la GC-600. Ahora nos toca caminar por el asfalto hasta la Caldera. El paseo merece la pena.
Volvemos otra vez por el asfalto hasta la pista de tierra, donde estaba el cartel de madera del Cabildo. Tomamos la senda que sube por el montecito, entre el pinar que desaparece a medida que nos acercamos a la zona volcánica. La senda se difumina al llegar aquí. Si la perdemos, lo mejor es pararse y buscarla de nuevo. Aparecerá ante nuestros ojos como por arte de magia. Justo cuando estemos en el punto más alto de la seda, debemos mirar hacia la izquierda para ver el antiguo cráter de la calderilla.
La vista es pintoresca. Seguimos y vemos el recorrido que hizo la lava en su camino hacia la tierra. Los negros, rojos y amarillos se funden en un arco iris. Llegamos al final y aquí el camino es un poco borroso. Terminamos en un bosque de pinos sin senda aparente. Lo mejor es ascender un poco y adentrarse en él. Si no vemos la senda, la hallaremos en la parte más alta. Existen multitud de mojones de piedra en esta parte, que nos llevarán hasta una curva por donde hemos venido. En caso de pérdida, lo mejor es seguir hacia adelante, ya que terminaremos en la curva con los mojones de piedra del principio. Una vez allí, ascenderemos otra vez por la pista hasta la explanada de aparcamientos.