Hoya Zurita

Duración: 2 horas
Longitud: 4,80 km
Dificultad: Fácil
Época: Primavera e invierno
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El paseo que recomendamos en esta ocasión nos llevará por el Barranco de San Miguel, Hoya Zurita, en el municipio de Telde. Es un recorrido que apenas presenta dificultad, ya que gran parte de él transcurre por llano. Durante el trayecto, veremos cultivos, cuevas, pintorescas casas y hasta un arroyo por el que sigue manando agua. Para llegar hasta el pueblo de Tecén, lugar de donde parte nuestra ruta, tendremos que tomar la carretera que sigue hasta Valsequillo, y tomar el desvío señalizado que nos lleva hasta este pueblo. Hay que seguir bajando hasta encontrarnos un campo de fútbol que aparece en un llano. Existen aparcamientos de tierra, por lo que podremos dejar el coche.

 
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Una vez allí, debemos dirigirnos al camino de tierra que se abre en el lado izquierdo del campo, en perpendicular a la carretera, siguiendo un muro de cemento que delimita una finca anexa. Seguimos por este tramo de tierra hasta un cruce con un cartel de madera indicativo que pone ‘Las Vegas’. No tomamos este desvío, sino el de la derecha, que llanea. En la foto se indica el camino de inicio del recorrido. 

Seguimos la senda de tierra y veremos a la izquierda, recorridos unos cuantos metros, los restos de un antiguo pozo, uno de los muchos que existieron en gran canaria para extraer el agua de los manantiales. Seguimos esta senda hasta encontrarnos un cruce. Debemos seguir a la izquierda, por el camino que sigue barranco adentro.

Continuamos y veremos las primeras casas adosadas al filo del barranco, de clara inspiración tradicional. Un poco más adelante, veremos, por la orilla izquierda del camino, un pequeño riachuelo que circula por el barranco, y observaremos cómo un conjunto de ñameras protegen el curso del arroyo del barranco. Si las seguimos llegaremos al manantial, pero también llegaremos a él siguiendo el camino. Se trata de un manantial que fue canalizado a principios del siglo XX, como se muestra en la foto. 

Los vecinos de la zona siguen recogiendo agua aquí. Muchos se quejan de que hace años se hizo un pequeño grifo para controlar el cauce del agua, pero la escasa cantidad de agua obligaba a los vecinos a esperar unos tres minutos en llenar una garrafa. Es un buen sitio donde pararse a recoger agua para el resto del sendero, y para charlar con los vecinos de la zona, que explican cómo ha sido la batalla vecinal para que el agua de este manantial no fuera canalizada.

Seguimos por el barranco, observando las cuevas prehispánicas horadadas en la montaña. Sin abandonar la pista de tierra, hasta encontrarnos un pequeño monte con cuevas en su interior, y frente a él, una casa en lo alto de un pequeño montículo. Antes de llegar a este montecito, veremos cómo una pista ancha de tierra gira a la izquierda. Debemos tomar esta vereda. Otra señal de orientación pueden ser dos torretas metálicas que veremos a la izquierda, sobre un monte. En la foto, se puede ver el camino que se debe tomar, el de la izquierda, y el aspecto del pequeño monte. 

Continuamos por este camino. Unos metros más adelante, veremos una vereda que se abre a la izquierda y que asciende por la montaña, Subimos por el empedrado sendero (ojo a los resbalones) hasta llegar arriba. Durante esta subida, veremos otros caminos abiertos por los excursionistas. Ante la duda, y como siempre recomendamos, debemos seguir por el sendero que veamos cómo el más transitado. Este sendero nos llevará hasta la pequeña cima, con una gran explanada, donde contemplaremos la vista de esta parte del barranco. 

  

Ahora debemos tomar rumbo en dirección a una casa que se encuentra a nuestra derecha (la única del lugar) y seguir la pista de tierra. Este camino nos llevará a la otra parte del barranco, donde existen casas ya abandonadas y casi devoradas por la naturaleza que conforman una bella estampa. En esta parte podremos contemplar, además, la cabecera del barranco de los cernícalos, en paralelo al barranco por el que transitamos ahora.

Seguimos por la pista de tierra, que va bajando suavemente por la montaña, hasta toparnos con el camino por el que antes pasamos. Giramos a la derecha, rumbo al arroyo, y continuamos por el ancho sendero hasta llegar otra vez a nuestro punto de partida, el campo de fútbol.

 Los manantiales que existes en el municipio de Telde, y, más concretamente, en el eje Barranco de los Cernícalos-Hoya Zurita, datan de la época aborigen, y fueron siempre utilizados por la población para abastecerse de agua. Durante el reinado de los Reyes Católicos, fueron regularizados por una Real Cédula que originó la famosa Heredad de Aguas de los Nueve, como también fue regularizada la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas. Durante la época posterior a la conquista, el agua de este barranco fue utilizada para regar cultivos y plantaciones de caña de azúcar. 

Actualmente, Gran Canaria solo posee unos pocos manantiales de agua, de los siete que llegó a tener. Los manantiales de agua, o nacientes, se producen porque durante el ciclo volcánico la formación rocosa fue formando varias capas de suelo, que fueron compactándose a medida que las sucesivas coladas volcánicas se sucedían. Esto provocó que muchos de esos subsuelos fueran volviéndose impermeables, con los que el agua que se filtraba de forma normal por la tierra, se estancara al llegar a estos subsuelos de roca que no permitían que el agua siguiera avanzando, y la redirigían hacia las zonas más cercanas por dónde terminaba brotando.