Duración: 3 horas
Dificultad: Media
Longitud: 5 km
Época: Primavera, verano, otoño
Época: Primavera, verano, otoño
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La finca de Osorio tiene diferentes rutas (ver ruta rápida) que pueden realizarse en su interior, todas recomendables por su alto valor paisajístico, botánico y etnográfico. Osorio es un enclave donde poder hacer desde suaves paseos familiares hasta duros entrenamientos de montaña. En esta ocasión, vamos a subir al Pico Rayo (968 m.) y visitaremos el barranco de laurisilva. De esta manera, combinaremos, en una sola ruta, una ascensión con impresionantes panorámicas con un paseo espectacular. La vista quedará recompensada. Para acceder a este enclave, tomaremos esta ruta:
Otra opción es acceder desde el aparcamiento del cementerio, por este camino. Tan solo debemos subir hasta llegar al paseo de la Finca.
Para subir al pico, debemos tomar el camino de la entrada, que nos llevará a la casona por el Paseo de los Robles. Merece la pena pararse a contemplarlos, ya que no existen muchos ejemplares en las Islas. Seguimos y pasamos por los alpendres. Al llegar a la casona, giramos a la derecha, bordeándola, hacia la parte de la casa reservada a los huéspedes, con sus balcones de madera. Seguimos bordeando, dejando los campos de cultivo a la derecha, y veremos un camino que sube y que señala 'Camino hacia el Pico', tomamos este desvío y comenzamos a ascender entre castaños y fayas.
Al llegar a una casa con una bifurcación (La casa de Pinito Ramírez), seguimos subiendo por un camino en zig zag con panorámicas del Pico de las Nieves y Tenteniguada, donde la abundante vegetación se va haciendo cada vez mas intensa.
Ascendemos y nos topamos con una antigua acequia. Seguimos recto, ya que ese será nuestro camino de vuelta. Seguimos subiendo (uf!) y llegamos a la otra parte del pico, con vistas a la otra vertiente de la montaña, contemplando Firgas y Guía de fondo. Giramos a la derecha, siguiendo el cartel indicativo, y llegamos a la cima, con un monolito y un cartel explicativo en su base. Deberíamos pararnos y disfrutar, si la bruma lo permite, de una panorámica del norte de la isla.
Ahora toca bajar. Seguimos recto, por el sendero entre las zarzas y el pequeño bosque, resultado de las repoblaciones que se están llevando a cabo. Hay que tener cuidado, ya que el desnivel es bastante pronunciado, y puede ocasionar mas de una caída. Terminamos la bajada y llegamos a un llano, donde comienzan multitud de senderos. Una acequia se pierde en el horizonte. Nosotros daremos vuelta y retomaremos el camino de la cantonera hacia la montaña otra vez, esta vez en llano. Es decir, no avanzamos hacia delante, sino que tomamos la acequia dirección a Osorio otra vez. Es un camino precioso donde los brezos, las fayas y los laureles nos harán compañía.
Llegamos otra vez a la bifurcación de antes. Tomamos a la izquierda, bajando esta vez. Cuando lleguemos a la casa de Pinito, giramos a la derecha y pasamos entre los campos de cultivo donde el sudor y el esfuerzo de esta vecina hace brotar papas y millo de la tierra.
Continuamos hasta llegar a tres imponentes araucarias. Veinte metros mas adelante, un mojón indicativo y un pequeño sendero nos lleva hasta nuestra ruta. Bajamos y llegamos hasta un puente de metal, suspendido sobre un impresionante cauce, ahora seco. No seguimos adelante, sino que giramos hacia la izquierda, hacia el puente de madera. Este tramo es muy interesante, ya que podemos el pequeño barranco de laurisilva y las formas caprichosas de la naturaleza.
Llegaremos a otro cruce, con indicación también, y giramos a la derecha, para internarnos, girando a la derecha nuevamente, hacia el barranco de laurisilva. Preparad los sentidos, ya que altísimas paredes de roca cubiertas de musgo, y retorcidas raíces competirán por captar nuestra atención.
Un enorme tronco caído parece hacer de cierre natural a esta parte del bosque. Lo sorteamos y seguimos nuestros camino. También podemos observar como pequeñas setas crecen sobre un tronco caído. Recordemos que Osorio suele organizar Jornadas Micológicas.
Avanzamos hasta que nos toque trepar un poco para llegar hasta el fondo del barranco. Toca ensuciarse un poco, pero merece la pena llegar hasta la gruta. En esta parte hay que tener cuidado con los resbalones y con la cabeza, que tenemos que pasar por un pequeño arco de piedra. Alcanzamos el fondo de la gruta, donde apenas llega la luz del sol, y donde podemos pararnos unos minutos a escuchar el silencio y sentir el frescor de esta zona del parque.
La vuelta se realiza por el mismo camino, y al llegar a la bifurcación, tomamos el sendero que sigue recto, el de enmedio, que nos lleva hacia la casa y al coqueto jardín, donde podemos dar un pequeño paseo antes de emprender el camino de vuelta.