Dificultad: Media
Duración: 6 horas
Longitud: 18 km
Época: Primavera, invierno, otoño.
Época: Primavera, invierno, otoño.
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La ruta que proponemos es circular y bastante larga, por lo que hay que aprovisionarse de agua a conciencia. Un litro y medio como mínimo y por persona. Pese a que el camino se puede hacer en sentido inverso a como hemos planteado, creemos que lo mejor es de esta manera, ya que la mayor parte del tiempo se desarrolla sobre pista y en llano. No obstante, hay que decirlo, existen dos grandes subidas, pero sólo al principio y casi al final, mientras que la otra vía es más escarpada y la subida más constante, lo que dificulta disfrutar del paisaje.
Para acceder al punto de inicio, la presa de Ayagaures, tomaremos la GC-503 hasta Aqualand, y nos desviaremos a la derecha por la GC-504, con dirección Ayagaures. La carretera es estrecha en algunos tramos hasta llegar al pueblo. Una vez en la presa, seguiremos recto hasta la siguiente presa, la de Gambuesa, por pista de asfalto. Una vez termine la carretera, encontraremos un terraplén donde podremos aparcar. A la izquierda, asciende una pista de tierra. Ese será nuestro camino.
Iniciamos el ascenso en zigzag por esta pista. Hay que tomárselo con paciencia. Subiendo nos encontraremos dos desvíos, pero seguiremos hacia arriba. Una vez llegamos a una pronunciada curva, el terreno llanea por una cómoda pista, desde donde se contemplan estupendas vistas de la presa de Gambuesa y del barranco de Ayagaures. Unos metros mas adelante, otra pista de tierra se abre a nuestra derecha. Tiene una cadena de hierro y, aunque resulta tentadora, ya que desciende hasta el lecho del barranco, no la cogeremos y seguiremos por la vía principal. Al poco distinguiremos, también a la derecha, las casas de Taginastal.
El sendero transcurre sin problemas hasta el vecino pueblo de Las Tederas. Si prestamos atención, veremos que a la derecha se forman charcas verdes por el barranco. Incluso en la estación seca, las charcas aún conservan algo de agua. En época de lluvias, por aquí discurren cascadas y es posible darse hasta un chapuzón. Para llegar a ellas, hay que prestar atención, ya que unos 150 metros antes de la primera casa, una pequeña y estrecha vereda a la derecha nos abre paso hasta las lagunitas. Existen dos mojones indicativos fabricados por nosotros. Pero hay que estar atento, ya que puede confundirse con un canal preparado para las lluvias.
Bajamos con cuidado hasta el cauce del barranco y observamos los canales por donde transcurre el agua en invierno hasta una gran charca. Volvemos por donde habíamos venido, retomando la pista de tierra que nos conduce a Las Tederas. En el pago de las Tederas encontraremos un conjunto de casas muy antiguas que conservan la estructura de las casas tradicionales canarias. Algunas de ellas se hallan en plena reconstrucción tras el incendio de 2007 que arrasó toda esta zona. A la derecha se levanta imponente el macizo de Montaña Negra.
Tras atravesar el pueblo, nos encontraremos una cancilla con un cartel de propiedad privada que prohíbe el paso. Giramos a la derecha, donde está el cartel del Cabildo que indica “Llanos del Garañón” y serpenteamos por el estrecho sendero hasta el cauce del barranco. Lo atravesaremos y llegaremos a la otra orilla, donde sigue nuestro camino. Una original señal nos indica la ruta. Este tramo es de fuerte pendiente, por lo que hay que tomarlo con calma e ir ascendiendo suavemente, sin agobiarnos y contemplando las vistas del barranco que dejamos atrás.
La subida culmina, de momento, en el conocido como descansadero de los muertos, una original mesa de piedra con una cruz y un mojón. En este lugar descansaban los habitantes de Ayagaures cuando llevaban a enterrar a sus difuntos al cementerio de Tunte. El ataúd era colocado sobre la mesa de piedra.
En frente, y bajando por un lomito, tenemos una explanada con unas estupendas vistas. La Cruz de Humbría. Retomamos el camino y seguimos la ruta por un bosque de pinos aún quemados por el incendio. El camino ahora es llano y está bien señalizado. Unos minutos después, nos encontraremos con el gigante caído, el Pino Pilancones, un impresionante y antiquísimo pino canario que sucumbió a las llamas en verano de 2007. Aún podemos contemplar su envergadura y los trozos que aún quedan en la explanada reconvertida en mausoleo.
La fuente de Pilancones, hoy seca, servía a los caminantes para abastecerse de agua tras la dura subida. De obligado cumplimiento en esta zona es firmar el libro de visitas situado junto a la fuente.
Estamos a mitad de camino. Tras unos metros de dura subida en zigzag, llegaremos a una pista de tierra con mojón indicativo del Camino de pilancones, aquí tenemos varias opciones. Si queremos subir hasta la Degollada de la Manzanilla para contemplar una panorámica desde la otra vertiente, desde la caldera de Tirajana, debemos seguir el camino empredrado que se nos presenta delante. Son unos quinientos metros más hasta la Degollada de la Manzanilla, y de allí podríamos enlazar otra vez con la ruta circular siguiendo el cartel del Cabildo que pone “Maspalomas”. Pero nosotros no nos complicaremos y tomaremos la pista de tierra hacia la derecha.
Dicha pista nos lleva por la parte oriental de Montaña Negra, macizo rocoso que alberga curiosas cuevas. Seguimos por la pista de tierra hasta que a la derecha se abre una vereda que serpentea bajando la montaña. Debemos tomar este desvío, ya que la pista de tierra nos conduciría al Barranco de los Vicentes, en la otra vertiente de la montaña. Es importante desviarnos en esta parte. El sendero está marcado con mojones de piedra y es el que se muestra en la foto de la izquierda.
Dicha pista nos lleva por la parte oriental de Montaña Negra, macizo rocoso que alberga curiosas cuevas. Seguimos por la pista de tierra hasta que a la derecha se abre una vereda que serpentea bajando la montaña. Debemos tomar este desvío, ya que la pista de tierra nos conduciría al Barranco de los Vicentes, en la otra vertiente de la montaña. Es importante desviarnos en esta parte. El sendero está marcado con mojones de piedra y es el que se muestra en la foto de la izquierda.
Descendemos por este camino con el macizo dándonos la espalda. Al poco, veremos una casa ruinosa a la derecha, perdida en medio de un páramo. Es la casa de Montaña Negra. Seguimos bajando por este sendero de pinos, donde simpáticos mojones nos indican que vamos en la dirección correcta.
Tras una prolongada bajada, ya distinguiremos las presas de Ayagaures y Gambuesa al fondo, con sus coquetas casas de piedra rodeadas de huertas. La pedregosa pista se transforma ahora en una carretera de cemento que nos lleva hasta el muro de contención de la presa de Gambuesa. Tras cruzarla, llegaremos a la explanada donde hemos aparcado. Fin de la ruta.