Duración: Tres horas
Dificultad: Fácil
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La ruta que proponemos parte del mismo mirador del Pico de las Nieves, el punto más alto de la isla, desciende hasta la Degollada de Piedras Blancas, donde podremos disfrutar de una estupenda panorámica de parte de la caldera de Tirajana, con el Risco Blanco como fondo de esta idílica estampa, tomar parte del famoso camino de Santiago isleño, hasta llegar a uno de los mejores (si no, el mejor) mirador del Roque Nublo, que no es otra que la famosa ventana del Nublo. En el trayecto, atravesaremos un coqueto bosque de Pinos y disfrutaremos de la siempre hermosa vista desde los Llanos de Pargana de la caldera de Tirajana y una panorámica sobre Cercados de Araña, con la presa de Chira dando un toque azul entre tanto verde. Se recomienda, al no tratarse de una ruta circular, dejar un vehículo en el punto de inicio y otro en el del final, ya que actualmente ninguna guagua, o autobús, llega hasta la cima del Pico de las Nieves. Sin embargo, existe la posibilidad de que una vez llegados al punto final de la ruta, la explanada de Llanos de la Pez, subir a pie hasta el Pico de las Nieves, en una ardua subida, cuyo poste de señalización está marcado antes de llegar a una curva que nos lleva hasta el área de acampada restringida de Cortijo de las Huertas. Comenzamos nuestra ruta en el mirador del Pico de las Nieves, y, concretamente, en un sendero que parte desde allí, señalizado con un poste de madera. Cabe mencionar que antes de empezar, podemos pararnos para admirar la vista que se ve desde allí, y subir la pequeña escalera que lleva, al fondo del mirador, hacia la Agujerada, pináculo de piedra que vigila la montaña y en el que ha sido instalado un pequeño acceso para disfrute de los visitantes.
Una vez que empezamos a descender por el pico de las Nieves en una empinada, pero suave bajada, irá apareciendo ante nosotros los primeros pinos canarios, ahora devastados tras el último incendio, pero que son todo un vergel cuando yerguen sus verdes ramas, dejándose mecer por el tiempo. Seguimos descendiendo montaña abajo y atravesamos la degollada de Piedras Blancas, desde donde parte el sendero del Cañadón del Jierro, que, asomado entre dos vertiginosos riscos, son todo un desafío para los más intrépidos.
Continuamos nuestra ruta por el sendero, siempre en línea recta, disfrutando del paisaje, la tranquilidad y el silencio que impera en esta zona cumbrera, parándonos a observar la vegetación de la alta montaña insular, que, junto al Pinar, don todo un reclamo para el senderista. Seguimos un suave sendero con pequeñas subidas y bajadas al abrigo de las ramas de los árboles, hasta encontrarnos de frente un hito, o mojón del Cabildo, que nos lleva hasta la explanada del Montañón, y cuyo recorrido ya explicamos en una entrada anterior. Sin embargo, nuestra ruta es ahora diferente. Continuamos nuestro camino hasta toparnos con un poste de señalización de madera que nos indica que estamos muy próximos a nuestro destino, la Ventana del Nublo.
Ascendemos la pequeña loma que empieza a poblarse de piedras, caminando entre los árboles, hasta llegar a una pequeña hondonada desértica, donde veremos al fondo, alzándose majestuosa, la ventana del Nublo.
Se trata de una formación geológica que ha ido erosionándose de la manera más bella que la naturaleza ha podido imaginar, creando un gigantesco arco de piedra, y cuya excelente localización la ha hecho famosa por servir de marco al símbolo de Gran Canaria. Si nos acercamos a ella, disfrutaremos de una imagen singular del Nublo y el roque de la Rana, así como de toda la vertiente de Ayacata, creando una imagen destinada a pertenecer en nuestras retinas durante mucho tiempo. Si decidimos aventurarnos, y dar la vuelta al monolito por el lado derecho, veremos otra preciosa imagen de la ventana, que puede dar pie a infinidad de bellas fotografías aprovechando el fuerte contraste que regala la luz en este lugar. Pero no acaba ahí la infinidad de panorámicas de la ventana del Nublo. Si tomamos el camino de la derecha y subimos una pequeñísima rampa de piedras, llegaremos a su cima, donde podremos disfrutar de la vista sin ningún marco de piedra para ilustrar la bella estampa.
Para tomar el camino de vuelta, descenderemos por la hondonada que hemos tomado con anterioridad, tomando la precaución de que, cuando lleguemos al hito blanco del Cabildo, tomar el camino de la izquierda, que es el que nos llevará hasta los Llanos de la Pez por este tramo que tiene consideración de Camino de Santiago, y que, como tal, aparece señalizado.
Descendemos por este camino, entre Pinar, siguiendo siempre el sendero, hasta llegar a la carretera, en cuya orilla aparece un camino paralelo que nos llevará hasta la animada zona de asaderos de la cumbre, donde podremos disfrutar de un descanso tras esta corta, pero bellísima ruta.
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