Dificultad: Media
Recomendaciones: No ir con lluvia. Calzado impermeable y con buen agarre.
Época: Primavera, verano, otoño
Época: Primavera, verano, otoño
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Nuestra ruta parte desde la Degollada de Becerra, famoso mirador de Tejeda, en la GC-150. Hasta él se puede acceder desde diferentes vías. Se halla a escaso kilómetro y medio de la Cruz de Tejeda, tomando dirección al Pico de las Nieves, justo en la carretera que asciende.
Otra opción interesante, también, si se prefiere, es partir desde la Cruz de Tejeda por el sendero que está justo enfrente del Parador, entre el Hotel El Refugio y un Piscolabis. Se trata de una pendiente empedrada en el inicio que culmina en una llanura donde debemos seguir hacia adelante, dirección Llanos del Garañón, hasta llegar a la Degollada. La ruta está marcada con mojones y señales blancas y amarillas.
Una vez allí, tomamos el desvío que está en la parte izquierda de la carretera, al lado de un chiringuito de Souvenirs, y que está señalizado con un letrero de madera y que señala dirección Santa Brígida. Es un camino de tierra que desciende hacia el barranco.
Bajamos por esta ladera bordeando unas antiguas casas ahora abandonadas, y unas cuevas en la esquina. Giramos hacia la izquierda al llegar al llano y enfilamos hacia abajo pasando por campos de flores. La maleza suele hacer de las suyas por este barranco, y tendremos que orientarnos nosotros mismos en algunos tramos, puesto que, aunque la pista existe, en ocasiones es difícil verla debido a la vegetación. Ante la duda, seguir hacia la izquierda y bajar es lo mas recomendable. Si seguimos, podremos observar incluso a cantonera que da origen a las cascadas de este barranco.
Avanzamos y nos encontramos multitud de pasteles de risco, planta endémica de las islas, que ha hecho de este barranco su feudo particular, así como tulipanes salvajes, higueras y enredaderas, amén de zarzas y pinchos varios.
Si seguimos avanzando hacia abajo, veremos la primera gran cascada a lo lejos, pero solo la podremos alcanzar si practicamos barranquismo, y es mejor hacerlo desde abajo. No nos desesperemos si no vemos el agua pasar a nuestro lado, pero sí oírla, ya que un poco mas abajo, y justo delante de una higuera al borde de un pequeño risco, un camino se nos abre paso a la izquierda para acceder a la primera cascada, con una pequeña lagunita en su base, y un sistema de canalización que nos llevará a las siguientes.
Volvemos a la senda otra vez y seguimos hacia abajo, extremando la precaución, donde otro camino se nos abre paso a la izquierda otra vez, y nos lleva a la gran cascada, de casi diez metros de altura, y con otra laguna en su base, esta vez mas pequeña y menos profunda que la anterior.
Aquí podemos tomar la senda del agua y avanzar unos metros por una zona muy densa de vegetación, donde el musgo puede ocasionarnos mas de un resbalón. Terminamos en una pequeña cascada, apta solo para barranquistas experimentados.
Seguimos ahora el camino y nos adentramos cada vez mas por el barranco, donde nos encontramos unas pequeñas cascadas que culminan en una pequeña gruta. Seguimos avanzando, esta vez con mas dificultad, junto al lecho del riachuelo.
Llegaremos a un punto donde el tránsito se nos hace muy difícil, por lo que debemos tomar el camino de la izquierda, que asciende, ya alejados del cauce del riachuelo, que nos llevará al final del sendero, junto a una casa. Bajamos y caminamos por la senda de hormigón hasta encontrarnos con la carretera. Terminaremos en una curva donde existe una parada de guagua. Podemos coger una que nos lleve hacia la Cruz de Tejeda, punto de inicio de nuestra aventura. (Precaución: consultar horarios de la Línea 18 de Global, ya que pueden cambiar según el día).
Esta ruta también puede realizarse en sentido inverso, si se prefiere. En ese caso, debemos llegar hasta el Barrio de Las Lagunetas, en San Mateo, y detenernos justo en la señal que indica Barranco de la Mina. Tomaríamos la pista de hormigón que nos lleva al inicio del barranco, girando en la última casa a la derecha, por unos escalones, y luego a la izquierda.
El nombre de Barranco de la Mina se debe a que en las entrañas de la montaña existe una galería subterránea de casi 350 metros de largo construida hace mas de 500 años por orden de los Reyes Católicos para abastecer de agua a la capital de la isla. Fue una de las primeras obras de ingeniería que se llevaron a cabo, ya que al empezar a construir los primeros cimientos de la ciudad, era necesario un trasvase continuo de agua desde Tejeda a Las Palmas. De hecho, el Barranco de la Mina culmina en el barranco de Guiniguada, cuna de la actual ciudad. Dicha obra costó mucho esfuerzo, ya que se tuvo que excavar ambos lados de la montaña con las técnicas de aquella época, básicamente, picos y palas, y construyendo tuberías de casi 50 km para que llegaran hasta Las Palmas.