Duración: 5,5 horas (ida y vuelta)
Dificultad: Fácil
El inicio de la ruta parte de la degollada de Cruz Grande. A este enclave se puede acceder desde el sur, por la GC-60, o por el norte, tomando la misma carretera. Si partimos desde el sur de la isla, debemos coger la carretera que llega hasta Tunte, y una vez allí, seguir la carretera general hasta encontrarnos una señal que pone Cruz Grande. Unos metros mas adelante, veremos una explanada y un roque con varias señales de inicios de senderos. Podemos estacionar en esa explanada. Se adjunta aquí un mapa con la ubicación. Una vez allí, nos dirigimos hacia la derecha, por la carretera y tomamos un camino de hormigón que sube y señala “Llanos del Garañón”.
Al empezar el sendero, nos encontramos una casa a nuestra izquierda y unos pequeños bancos con cruces. Seguimos recto, por unas escaleras de piedra al lado de la casa (¡Ojo! Hay un perro con mucho carácter) y comenzamos la ascensión. El camino discurre plácidamente estos primeros momentos, ya que incluso podemos pararnos para contemplar la caldera de Tirajana, y una vista espectacular sobre el Risco Blanco. Tras unos metros de subida, el camino llanea y podemos observar pequeñas charcas, así como Pasteles de Risco, tajinastes, alhelies de cumbre, almendros…
La ascensión comienza ahora a complicarse, ya que ahora el sendero transcurre entre grandes muros de piedra excavados en la roca. Este tramo requiere bastante esfuerzo, ya que el camino es ahora bastante empinado.
Llegaremos a un mojón del Cabildo donde podemos hacer una parada y contemplar parte del pinar de Pilancones y la vertiente oeste de la isla, con la presa de Chira al fondo.
Continuamos la ascensión y llegamos a la parte mas alta de la montaña, donde podemos observar a nuestra izquierda el charco hondo. Tan solo unos metros mas de subida y habremos terminado el paso de La Plata. Este último zigzag requiere un último esfuerzo, y veremos dónde comenzaron a construir este famoso paso.
A partir de aquí, el camino transcurre por los Llanos de Pargana, un encantador y tupido bosque de pino canario, con un pequeño riachuelo. Vale la pena alejarse un poco hacia la izquierda, para contemplar los Caideros Altos, y la Cañada de las Cuevas de Pargana. El camino está muy bien indicado, con abundancia de mojones y escalones de piedra en algunos tramos.
Seguimos adelante hasta encontrarnos una señal de Espacio Natural Protegido a nuestra izquierda, con un mojón del Cabildo.
Tomamos la desviación a la izquierda y nos encontramos con dos opciones: A la derecha, vemos una explanada rocosa con maravillosas vistas hacia el Roque Nublo, la Caldera de Tejeda, y Pico de las Nieves. A la izquierda, un sendero sube por la montaña para llevarnos a la ventana del Nublo o agujerada, que se encuentra a unos 600 metros. Cogemos este camino, y seguimos hasta una señal de coto de caza y una señal del cabildo tumbada a modo de banco. Giramos a la derecha y caminamos a través de un bosque de pinos con el Nublo de fondo. A la derecha podemos contemplar la Presa de Los Hornos. Es un camino muy hermoso, con subidas y bajadas suaves.
Llegamos a una zona rocosa y seguimos subiendo. Existen bastantes mojones, por lo que no nos perderemos. Continuamos la ascensión y terminamos en una explanada desde donde podemos hacer un giro de 360º y contemplar, empezando por nuestra izquierda, todo el circo de Ayacata, Pilancones, las tres presas, la Caldera de Tejeda, el Pico de las Nieves y justo enfrente, el Roque Nublo, en toda su majestuosidad. Los días claros incluso podemos contemplar el Teide desde esta atalaya.
A nuestra izquierda, y bajando por un sendero rocoso, se encuentra un conjunto rocoso llamado la Agujerada o Ventana del Nublo, desde donde podemos divisar la vertiente oeste de la isla. La agujerada comprende un conjunto de cuevas, por lo que debemos bajar, rodeando las enormes piedras que se encuentran a la derecha y llegaremos a unas cuevas naturales desde donde podemos enmarcar el Nublo y guardarlo en nuestras retinas.
Historia del paso de La Plata
El nombre de la Plata se debe a la tonalidad de la piedra con el que está construido, y que le asemeja a un enorme cordón plateado que atraviesa la montaña. Este camino fue transitado desde la época prehispánica por pastores con sus rebaños que querían acortar la senda desde la Cumbre. Ya en el siglo XV pastores, peregrinos venidos desde el Norte hacia Tunte y gentes del interior transitaban por este paso. En la década final de 1800, un terrateniente de la zona, Don Antonio Yánez, intervino económicamente en la mejora de este camino. De esta manera, se excavó la roca y se construyeron fuertes muros de piedra por donde las gentes, las caballerías y los mulos cargados con carros podrían transitar. De esta manera, se evitaba dar toda la vuelta por Ayacata. Se trata, pues, de uno de los caminos mas antiguos y mas usados de la isla. A día de hoy, pueblos del Norte de la isla, continúan usando este paso para las peregrinaciones a Tunte cada Año Santo Jacobeo.
Texto y fotografías por Yaiza.