Dificultad: Paseo
Duración: 45 minutos
Longitud: 2 km
Época: Todo el año
Época: Todo el año
La excursión que proponemos apenas tiene dificultad, por lo que es ideal para hacer con niños y para iniciarse en el senderismo. Nuestro camino transcurre por parte del barranco del Laurel, en el municipio de Moya. Para acceder a este idílico enclave, debemos tomar esta ruta. Enlazamos la autovía del Norte dirección Moya (GC-75) y cuando lleguemos al pueblo, tomamos dirección Guía (GC-700) y luego al Barranco del Laurel (GC-704). En una curva, veremos un restaurante. Giramos a la izquierda y seguimos hasta el Centro de interpretación.
Esta es la entrada hacia Los Tilos, desde donde nos introducimos en el Barranco. Debemos disminuir la velocidad, pues entramos en una Espacio Natural Protegido, con un delicado ecosistema.
Avanzamos unos 200 metros hasta el centro de interpretación, donde existe una pequeña zona de aparcamiento. De ahí, tomamos el sendero del bosque, señalizado con una señal, a la derecha. Caminamos en paralelo a la carretera parte del trayecto, haciendo paradas para contemplar la laurisilva que nos rodea. Conviene no abandonar el sendero, ya que por el camino podemos contemplar diferentes especies de árboles con su cartel indicativo.
El sendero transcurre entre auténticos remansos de paz donde podemos sentarnos unos minutos sobre la hojarasca y escuchar los sonidos del Bosque, rodeados de la mas exuberante vegetación. La flora que nos rodea está compuesta por Tilos, Follaos, helechos, laureles, paloblancos, viñátigos, acebiños, fayas y pasteles de risco.
Podemos contemplar tilos centenarios que anclan sus raíces en la tierra desde hace mas de cien años, todo un espectáculo natural y una lección de vida y supervivencia. Algunos ejemplares pueden llegar a los veinte metros. Son los últimos supervivientes de la tala que azotó la isla durante cinco siglos para llenarla de tierras de cultivo y caña de azúcar.
Al llegar a una casa amarilla con el número 16, el sendero pasa al margen izquierdo de la carretera. Cruzamos y ascendemos hasta una cantonera, que permitía el reparto de agua al municipio. Continuamos y observamos a la derecha una pequeña escalera de madera que asciende. Nos conduce a una caseta de la cantonera.
Bajamos y volvemos al sendero, observando la frondosa vegetación que nos rodea, entre pasamanos de madera a modo de mirador. Tras unos metros, llegamos a una cueva alpendre cubierta de musgo en su interior, lo que nos da una idea de las filtraciones de agua y la humedad que debía haber en esa zona. Retomamos el sendero y descendemos hasta el mirador, desde donde podemos contemplar parte de la selva de Doramas, reducto de laurisilva insular.
Bajamos por unos escalones de piedra y llegamos a la carretera de nuevo. Existen mas opciones de realizar este sendero, ya que antes de llegar a los escalones de piedra, hay una desviación a la derecha que nos lleva al Camino de San Fernando.
Los Tilos de Moya están actualmente en pleno proceso de recuperación. El mal uso indiscriminado por parte de la población, puso en grave peligro este enclave. Es Reserva Natural desde 1994, por ser la única parte que se conserva de la selva de Doramas, bosque que cubría gran parte de las medianías de Gran Canaria. Actualmente comprende 91 hectáreas, entre los municipios de Santa María de Guía y Moya. Estuvo durante 20 años cerrado al público, debido al mal estado en que se encontraba. Se calcula que existen mas de 50 especies endémicas dentro del Parque, incluso crestas de gallo, especie en grave peligro de extinción, curiosa planta cuya flor es rosácea.
La Laurisilva es un tipo de bosque que se dió en la cuenca mediterránea, principalmente, durante el Terciario. La última gran glaciación hizo desaparecer este fósil viviente. tan solo reductos de la Macaronesia conservan este tipo de vegetación. Crece en cotas superiores a los 400 metros, y una de sus grandes ventajas es que conserva la humedad del suelo y la filtraciones de agua. Se siguen realizando estudios para investigar la relación entre la laurisilva macaronésica y la laurisilva que existe en Sudamérica. Los Tilos fueron comprados por el Cabildo en 1971, y diez años después fue cerrado.