Duración: Dos horas
Dificultad: Fácil. Monumento natural.
Época: Todo el año.
Ver toda la información
Esta vez nos vamos de paseo al Roque Nublo, monumento insigne de Gran Canaria. Existen multitud de rutas para acceder a él, por lo que nosotros hemos elegido una sencilla con una variante al típico camino de ida y vuelta a su base desde el aparcamiento, de apenas media hora. Este Roque domina la cuenca de Tejeda, y su silueta ha sido protagonista de multitud de cuadros e imágenes promocionales de la isla. Acompañado del Roque del Fraile y el Roque de la Rana, el Nublo sigue siendo un símbolo para todos los grancanarios.
Para acceder a este lugar debemos llegar hasta la Cruz de Tejeda, si venimos por el norte, y seguir la GC-60 siguiendo las indicaciones que nos llevan hasta el Roque Nublo (existen multitud de carteles indicándolo) Si venimos desde el Sur, siguiendo las indicaciones que nos llevan hasta Ayacata. Una vez pasado un enorme muro de piedra a la izquierda, nos encontraremos un cruce. Debemos seguir para arriba, dirección San Mateo. Una carretera serpenteante y la señal 'Roque Nublo', nos llevarán hasta el aparcamiento.
Comenzamos el ascenso por el sendero empedrado, con panorámicas de toda la Caldera de Tejeda. El pino canario y el alhelí de cumbre nos harán compañía durante la subida. Aquó podemos ver que estamos la diferencia entre el sur y el norte de la isla. Hasta el año 1956, la cumbre era una zona desértica dedicada al cultivo, debido a la salvaje deforestación que sufrió la isla desde la conquista. Durante años, se erradicó la vegetación para poder dedicar la tierra al cultivo de la caña de azúcar, y a la industria maderera. Hoy día, se sigue un ambicioso proyecto que pretende llegar al 15% de superficie arbolada en la isla.
A nuestra izquierda, veremos todo el circo de Ayacata, fruto de las explosiones que dieron lugar a la isla. Si nos acercamos al borde, podremos ver una curiosa formación rocosa conocida como 'La Libreria', por su forma similar a gigantescos libros apilados. Seguimos el ascenso y nos encontraremos un cruce señalizado con un poste de madera. Tomamos el camino de la derecha, que señala 'La Culata'. El camino llanea en su mayor parte, excepto por unas pequeñas bajadas. A los diez minutos más o menos, veremos otro cruce.
El camino que baja llega hasta el pueblo de La Culata, y después vuelve a subir hasta el aparcamiento. Nosotros seguiremos recto, llaneando hasta dar prácticamente con la mitad del camino, con el Nublo a nuestra espalda.A la derecha veremos un sendero que nos lleva hasta una pequeña montaña. Aquí nos desviamos. El paseo merece la pena. Avanzamos por él hasta llegar a esta formación rocosa. Hay que rodearla por el sendero señalizado a la derecha y llegaremos a una cueva desde la que podremos contemplar toda la panorámica de la Caldera hasta el mar. Merece la pena pararse en este punto a contemplar la vista.
Es una zona de escalada, por lo que no conviene adentrarse a explorar, ya que la caída es importante, y no hay zona donde agarrarse. Una vez hecha la parada, volvemos por donde hemos venido y retomamos el sendero que rodea el Nublo hasta que nos encontremos una escalera -dos escalones, más bien- a la izquierda que nos lleva a la base del Nublo, en una zona rocosa. Aquí existe una señal de madera que indica el camino por donde hemos venido. El sendero asciende entre un pequeño paso rocoso fácilmente franqueable nos llevará hasta una enorme explanada, donde ya veremos el Nublo y el Roque de la Rana.
Si somos curiosos, podemos buscar en la explanadas unos pequeños montículos de piedra con unos agujeros excavados en su base, a modo de altar. Seguimos avanzando y pasamos junto al Roque de la Rana. Entre él y el Nublo, a la izquierda, se abre otro camino pedregoso que nos lleva al almogarén, o altar aborigen. Damos vuelta y tomamos ahora la otra vertiente del Nublo, donde poder pararse a tomar un descanso. Iniciamos el descenso por el mismo camino hasta la señal de madera.Tomamos a la izquierda y comenzamos a bajar por un camino en zig zag, contemplando las preciosas vistas que dejamos atrás. Es curioso, pero no fue hasta mediados de los años cuarenta cuando un grupo de escaladores de centroeuropa se propuso subir al Roque Nublo. Hoy es un lugar de obligado paso y punto de encuentro para los escaladores de la isla.
Seguimos el descenso , hasta que a la derecha, sobre una loma y medio camuflado por los pinos, encontraremos un conjunto de cuevas excavadas de forma artificial. Cabe pensar que en su día fue un almacén de alimentos, o un pequeño poblado troglodita, debido a la profundidad de algunas de las cuevas, y a su ubicación, en zona de pastoreo y de trasiego constante. Pese a que no existe sendero marcado, podemos subir el pequeño repecho para acceder a ellas. Merecen una visita. Ahora toca volver. Seguimos bajando por el sendero empedrado contemplando la coqueta vegetación que cubre la montaña hasta llegar al aparcamiento. Fin de la ruta.