Duración: 30 minutos
Gratuito. Monumento natural
Época: Todo el año.
Ver toda la información
La ruta que proponemos esta vez es una visita a uno de los mejores monumentos naturales de la isla de Gran Canaria. Se convirtió en la última morada de los aborígenes que se resistieron a la conquista castellana, y desde su atalaya se puede contemplar todo el barranco de las Tirajanas.
Se trata de dos moles de roca gigantescas erguidas sobre una pequeña loma. Lo cierto es que su presencia impone, ya que presiden la cuenca del barranco, a modo de castillo inexpugnable. A simple vista, podremos observar multitud de cuevas. Algunas son naturales, y otras han sido horadadas por el hombre. Cabe pensar que a las más inaccesibles, las de arriba del todo, se podía llegar mediante tablones o pasarelas de madera, como a la famosa cueva del péndulo, cerca de Soria, donde tablones que datan de la época aborigen demuestran que los antiguos canarios tenían sistemas de acceso en previsíón de desprendimientos.
Para acceder a este enclave único, hemos de tomar la carretera GC- 65 dirección Santa Lucía- Vecindario. A unos kilómetros, a la derecha, veremos un cartel que que marca 'Fortaleza de Ansite' o bien Presa de la Sorrueda. Tras tomar este camino serpenteante, veremos una presa, la de la Sorrueda. Una pista de tierra asciende hasta una eplanada de aparcamientos. Podemos dejar allí el coche y comenzar la visita.
Empezamos subiendo un sendero hasta una gran cueva que atraviesa todo el roque. El techo está a unos ocho metros de altura sobre nuestras cabezas, lo que ya es imponente de por sí. En ella veremos una alfombra de piedras que divide la cueva en dos, y otra pequeña cueva dentro de ella. Al llegar al otro extremo, podemos elegir bien ascender a la derecha para observar el conjunto de cuevas, o bien ir a la izquierda y ver otras cuevas quizás más accesibles. Al llegar a este punto, vale la pena pararse a observar la panorámica.
Hay que recordar que si optamos por explorar las cuevas a la derecha, hay que tener precaución, ya que hay zonas con desprendimientos y no todas las cuevas son accesibles sin un buen equipo ni calzado adecuado. Algunas fueron usadas durante siglos como viviendas, depósito de comida o enterramientos tumulares. Como veremos, están organizadas en diferente niveles, por lo que tuvo que existir una especie de entramado que conectara unas con otras.
Si optamos por ir a la izquierda, veremos un conjunto de cuevas que habían sido utilizadas hasta hace bien poco por pastores locales para guardar el ganado. Un estrecho sendero nos llevará hasta otro roque en el que existe otro conjunto de cuevas más anchas y cómodas, en el que poder sentarse a contemplar la vista. Algunas están conectadas entre sí, lo que las hace muy atractivas de explorar.
La Fortaleza de Ansite es un lugar de obligado paso para los amantes de la historia y la arqueología. Enclavadas en Santa Lucía, estas moles se yerguen sobre el barranco de Tirajana, en claro desafío a las leyes de la gravedad. Su espectacular vista no deja indiferente a nadie, ya que su majestuosidad las asemeja a un enorme castillo natural, motivo por el cual durante años se refirieron a ellas como 'La Fortaleza', y, al verlas, no nos cabe ninguna duda de porqué los últimos aborígenes la eligieron como última morada. Es inexpugnable.
Para acceder a la Fortaleza debemos tomar como referencia el pueblo de Santa Lucía, y dirigirnos en dirección a Vecindario por la GC- 65. A unos pocos kilómetros veremos un cartel que indica a la derecha 'Fortaleza de Ansite'. Tomamos ese desvío y continuamos por una sinuosa carretera que nos llevará hasta una presa, la de la Sorrueda. A partir de aquí el camino asciende hasta la zona de aparcamientos de la Fortaleza. Podremos dejar allí el coche y comenzar la excursión.
Como podremos observar, se trata de dos roques de tamaño colosal que se alzan sobre una montaña. Una vez en la explanada de aparcamientos, subiremos por un sendero marcado hasta la primera gran cueva, cuyas paredes se alzan más de diez metros sobre nuestras cabezas. Esta cueva atraviesa toda la montaña, y nos llevará hasta el otro lado. Una vez a, podremos allí, podemos ir a la izquierda o a la derecha para explorar algunas cuevas.
Las del lado izquierdo son más accesibles, ya que el sendero está en mejor estado y no hace falta trepar. Las de la derecha son más escarpadas y requieren bastante pericia para encaramarse a ellas, por no hablar del riesgo de caídas. Si elegimos el cómodo sendero de la izquierda, veremos unas cuevas por la montaña y la anexa, a las que podremos llegar sin apenas esfuerzo. Algunas están conectadas, ya que durante años se utilizaron por los pastores de la zona. Una visita al roque anexo nos llevará a un conjunto de cuevas curiosas en las que podremos admirar el conjunto de La Fortaleza cómodamente desde una de sus múltiples cuevas.